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"Antes del anochecer", Viena, París, Grecia


El recorrido europeo de la pareja cinematográfica de Celine (Julie Delpy) y Jesse (Ethan Hawke) llega a su fin en las costas griegas. En esta ocasión, Richard Linklater, su director y guionista (o co-guionista, junto con sus dos actores principales), repite fórmula, sin embargo, se muestra más ambicioso y completo que con sus antecesoras.

'Antes del amanecer', en 1995, nos contaba el encuentro casual de un joven americano y una joven francesa en un tren que recorría Europa, a la altura de Viena. A pesar de los discursos que pronunciaba la pareja, siempre realistas y humanos, el encuentro no dejaba de ser idílico, la consumación del sueño romántico perfecto: encontrarte a una persona maravillosa que te invitara a pasar la noche de tu vida en una exótica capital europea.


'Antes del atardecer', en 2004, nos contaba el reencuentro de los dos amantes varios años después. Ambos actores, ahora mucho más maduros, constituían una película mucho más sincera y desengañada que la primera. Las secuelas del amor romántico les estaban pasando factura y necesitaban liberarse de toda aquella tensión, y recapacitar sobre lo sucedido desde una visión más racional. El metraje pecó de una demasiado corta duración.

'Antes del anochecer' se muestra como el capítulo más maduro con diferencia. Juega, además, con el factor "cariño" para quienes ya habíamos visto las anteriores, afecto por unos personajes que al abrirse nos han llegado en mayor o menor medida y que hemos visto su evolución. A pesar de repetir patrón (sus incansables diálogos, el alma de cualquiera de las tres cintas), en esta ocasión entran en juego más personajes, con los que sentimos a Celine y Jesse colocados sobre un lugar real en el mundo. La unión definitiva de ambos personajes crea en nosotros cierta sensación de satisfacción, y dota a la película de una oportunidad de tratar temas que antes no había podido, especialmente la paternidad y la vejez, algo que no es ni mucho menos original en su base, pero sí en la profundidad en que se aborda.


Sin embargo, la trilogía no deja de ser un ejercicio de estilo de su creador, que plasma en el guión, hábilmente, una serie de reflexiones personales, que divide entre las dos voces protagonistas. Linklater destaca más como guionista que como director, y es precisamente por su trato muy íntimo de la obra por lo que recibe detractores (al igual que partidarios). Se deja ver una innegable influencia alleniana en su inmersión en el pseudogénero "comedia romántica inteligente" y las relaciones de pareja, pero, como es obvio, el portentoso uso de la crítica irónica y el sentido del humor de Allen les hacen incomparables.

La trilogía que ahora cierra 'Antes del anochecer' es una alternativa a las ligeras comedias románticas contemporáneas. Un producto más exquisito, y por tanto, más restringido al público general.

Nota: 7/10

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