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"El Apartamento", cena para dos


Billy Wilder pasará a la historia por ser quizás el director más polivalente en cuanto a sentimientos se refiere. A la vez que es capaz de ofrecer al público frenéticas comedias como 'Uno, dos, tres', también se ha manejado bien con la otra cara de la moneda, como el cine negro en 'Perdición' o la escalofriante 'El crepúsculo de los Dioses'.

En esta ocasión, logra mezclar ambas con un guión inteligentísimo, repleto de frases y situaciones extraordinarias, que se mueve permanentemente entre la comedia y el drama amoroso sin llegar a decantarse por ninguno de ellos. 'El Apartamento' es una película deliciosa, sobre un triángulo amoroso que solo es capaz de generar desgracias y corazones rotos.


La base de su encanto recae sobre Jack Lemmon y su simpático personaje, que ya no es el hombre de clase alta, apuesto y adinerado; si no que es un empleado, un trabajador de clase media-baja que se ve forzado a prestar su apartamento a sus jefes, que lo utilizan con fines extra-matrimoniales, teniendo que ser él quien cargue con las culpas.

Esta "prostitución" de su dignidad es correspondida con un aumento de sueldo y de cargo, sin embargo, la situación se vuelve insostenible cuando es su jefe supremo quien utiliza su hogar para llevar allí precisamente a la ascensorista de la que él está enamorado no correspondidamente. En este sentido, cabe destacar lo espléndidos que están MacLaine y MacMurray, formando un conjunto de ensueño.


Wilder nos brinda una historia que nos hace reír y llorar a partes iguales, porque nos identificamos perfectamente con sus dos protagonistas, palpando esa sensación de amargura que ellos mismos sienten. En definitiva, otra obra maestra de quizás el mayor genio de la historia del Hollywood clásico.

Nota: 9/10

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